domingo, 4 de agosto de 2013

La Mina o Riotinto Pueblo[1].



Maqueta del desaparecido pueblo de Minas de Riotinto (La Mina)

            En el Boletín General de Ventas de Bienes Nacionales de noviembre de 1871, se refleja exhaustivamente, la tasación del primitivo pueblo de Minas de Riotinto,  única población del lugar en esa fecha y que posteriormente será llamada La Mina o Riotinto Pueblo.
            El arquitecto Joaquín Fernández analiza primeramente la generalidad de los edificios en cuanto a materias y métodos constructivos y posteriormente realiza una descripción de cada una de las casas, enumerando sus piezas, midiendo su superficie. adjudicándoles un estado de conservación y por tanto una revalorización.
            El sistema general de las construcciones es casi uniforme, es decir, que cada edificio, según el uso a que esta destinado, no varia generalmente con relación a los demás de su misma clase; así, por ejemplo, las casas-habitación, con muy pocas alteraciones, guardan un mismo orden de distribución, tanto en su interior como exterior, así como los almacenes, fábricas y talleres. Las fábricas de los muros están formadas de mampostería, compuesta de piedra pizarrosa, que es la que mas abunda y de la que están compuestos la mayor parte de los terrenos. Los tabiques para divisiones interiores son de adobes y el revestimiento de dichos muros y tabiques simplemente de barro. Las solerias son de ladrillos o losetas cuadradas de barro del país y los suelos hollados ó entramados horizontales de los pisos altos, como no están destinados a viviendas, solo sirven para depositar semillas, están solamente entablados, dándoles el nombre de doblados, al espacio que media entre el  suelos y 1a cubierta. Las cubiertas son de teja, colocadas sin mortero y simplemente descansando sobre la tablazón clavadas sobre maderos rollizos de castaño ó chopo, siendo este el que más abunda, y de cuya madera es también las puertas en lo general.
            Las diferentes clases de materiales empleados en dichas construcciones, son la piedra pizarrosa, el barro simplemente, el ladrillo, la teja, la piedra granítica, la tierra blanca y la madera de pino, castaño y de chopo. La piedra pizarrosa, como hemos manifestado, se emplea en la fábrica de los muros, y aunque sus cualidades no son las mejores, es la que se hace uso por la abundancia en que se encuentra, por consiguiente su fácil extracción y el encontrarse a pié de cualquier obra, hace que su costo sea insignificante.
               El ladrillo solo se emplea en la construcción de pilares, arcos adintelados o de medio punto y en el solado de pavimentos, en donde se coloca en forma cuadrada o de losetas. El acceso a los corrales estaba formado con empedrados de piedra granítica.
            El mortero para la fábrica de muros, puede decirse que no existe, pues solo usaban el barro para asentar las piedras, dándole poca consistencia al edificio, la poca adhesión del barro con la piedra hace que el revestimiento se desprenda por los agentes atmosféricos siendo la causa de que las casas estuviera con las piedras al descubierto.
            Por ser la cal muy costosa las paredes interiores se blanqueaba con una tierra llamada blanca, que en realidad tenia un color algo azulado, que  había por la zona[2].
            Es relación a los sistemas constructivos de los maestros albañiles del lugar, el arquitecto exacerba su crítica, aludiendo a la falta de instrucción de los operarios, a las costumbres defectuosas heredadas, a la rutina, etc... Como defectos principales señalaba la no colocación de reglas, ni el empleo de la plomada y el nivel, lo que causaba movimientos y ondulaciones en los paramentos exteriores con riesgo de su integridad; asimismo señalaba que los maderos de las cubiertas se apoyaban directamente sobre el muro, sin durmiente alguno ni tirantes lo que motivaba empujes considerables y desiguales; también se quejaba de la mala calidad de la solería.
            El portaje, aunque endeble, no está mal construido, si bien es sencillo, dividido en tableros, aunque con muy poco gruesos, todos de madera de chopo que es la mas abundante y económica.
            El arquitecto firmaba su valoración en Sevilla en diciembre de 1870. Establecía una relación final de todos los edificios, ordenados por calles, midiéndolos y valorándolos. De este resumen se deduce que existían 227 edificios, con una superficie total de 27.265 metros cuadrados y una valoración total en venta de 580.475 pesetas.
            La  iglesia y el ayuntamiento se encontraban en el centro del pueblo,  dando frente a éste la plaza de la Constitución, tristemente famosa por los incidentes de 1888, donde oficialmente hubo 30 muertos y la tradición popular eleva la cifra a 200. Estos incidentes quedan relatados por Avery en su historia. La iglesia parecida a la de Linares de la Sierra, era un prototipo de las construidas en los siglos XVII y XVIII en los pueblos serranos onubenses. Fue dinamitada el 15-9-1916, habiéndose construido en 1915 la actual en El Valle, iglesia de estilo ecléctico, erigida en extraño lugar, de espaldas al pueblo y en un extremo de éste.
            Al adquirir la compañía las minas había un sitio donde se corrían los toros, junto en las afueras del pueblo de Río Tinto, lugar denominado El Coso, cercano a la actual estación del ferrocarril del mismo nombre. En 1879 se decidió alargar la línea ferroviaria por aquel sitio en dirección a El Valle, y la compañía tuvo que buscar un nuevo emplazamiento y dar una indemnización al propietario a fin de construir una nueva plaza, lo que se hizo también en las afueras del pueblo en lo que luego fue la Plaza de España. Se levantó un bonito edificio, de una versión reducida de la famosa plaza de toros de Sevilla, que se inauguró el 12 de agosto de 1882, dando lugar a grandes festejos, con la participación de dos de los mejores toreros de la época, Curro Cúchares y el Morcilla.
            No obstante, la nueva plaza y las casas cercanas a ésta, se convirtieron con rapidez en el punto central de la delincuencia y el comportamiento violento. Cuando había corridas, las disputas entre los diferentes partidarios y las discusiones de los espectadores borrachos,  finalizaban con frecuencia en derramamiento de sangre. Las prostitutas abordaban y se peleaban por los clientes. De  noche, los burdeles y tabernas alrededor de la plaza, fueron el escenario de frecuentes navajazos. El número de muertes violentas era increíblemente alto para las dimensiones de la población local. Dos años después de la construcción de esta plaza de toros, los ingleses la compraron por 125,000 pesetas (según indica David Avery en su libro) por otra parte, pienso, que mucho tuvo que ver también los partidarios británicos a la  protección de los animales.
            La Corta del Filón Sur, contigua al pueblo, fue abriéndose paso poco a poco y en 1907 se encontraba lindando con las casas, hasta el punto de que algunas calles se protegían con barandillas.
            Se estaban rellenando las galerías,  pero no se habían terminado de rellenar todas, cuando una serie de tormentas y lluvias torrenciales ocasionaron el 11 de enero de 1908 un gran corrimiento de tierras que afectó a casi todo el pueblo. Milagrosamente no hubo muertos, pero entre las casas derruidas,  las que se demolieron por ruina y la progresiva ampliación de la Corta, ocasionaron que se fuese abandonando el pueblo poco a poco.
            Los ingleses, al llegar en 1873, planearon la construcción de un  nuevo pueblo, pero el General Manager Mark Carr, que vivía en Huelva, decidió que se construyera de momento un grupo de casas en  hilera en el pueblo existente y que se habilitara como Dirección el edificio allí ubicado desde tiempos de Remisa y destinado a tal fin. Allí vivieron los ingleses hasta su éxodo progresivo hacia Bella Vista, que duró cincuenta años.
            Un grupo de los edificios  que mayor interés tenía de este núcleo urbano es el ya  mencionado conjunto de casas para el staff inglés levantadas en la calle Méndez Núñez. Estas casas,  de dos plantas entre medianeras, con hastiales blancos en fachadas son la primera muestra de arquitectura de carácter extranjero en  Riotinto.
            El antiguo pueblo tuvo el primer desplome el 11-1-1908 por un corrimiento de tierra, por mal relleno en las galerías de la mina y un año de mucha lluvia, hubo suerte y dió tiempo a que las personas desalojase las casas y no hubo muertos. Desapareció la calle Casilla, Fenicios, parte de la calle Nerva, Santa María, Sanz, Reina Isabel y Valencia.
            Según plano nº 25 de la Oficina de Topografía del año 1917, el pueblo había perdido las calles Valencia, Romanos, El Carril, Salomón, Nerva, Santa María, Sanz, Reina Isabel, Ballestero, Don Casiano, Zaragoza, Barcelona, Cádiz, Hoyo de la Reina, Numancia y parte de las calles Teodosio, Lepanto, Hospital, Rua Figueroa, Unión, Plaza de la Constitución, Santa Bárbara y De La Mina.
            Según plano nº 14054 de la Sala de Dibujo de fecha 20-8-1923, el pueblo había perdido las calles de La Mina, Cartagineses, Plaza de Tiquet, calle Teas, Santa Bárbara, Ezquerra, Wert, Unión, Rua Figueroa, Bauxa, Plazuela de Crúspulo, calle Hospital, Santa Bárbara, Gómez Salazar, Estrella, Daoiz, Velarde, Altozano, Sagunto, Alfonso XII, Córdoba y parte de las calles Júpiter, Huerta, Don Juan Prim, Sevilla y Gravina.
            En el año 1945, el pueblo había perdido las calles  Júpiter, Huerta, Don Juan Prim, Sevilla, Gravina, Rinconada, San Roque, Montesillo, Santa Ana, El Huyar,  Buena Vista, Brujaluni, Sagasta y Ayuntamiento. Solo quedaban las calles Méndez Núñez, Trafalgar, Covadonga, Plaza España, Rivero y Cervantes.
            Lo que quedaba del pueblo se fue desalojando paulatinamente entre los años 1979 al 1982. En el año 1979 el Ayuntamiento de Minas de  Riotinto dió de baja a La Mina como Barriada del pueblo y en el año 1982 quedó completamente desalojado, fue abandonado sin derruir y las gentes iban por las puertas, tejas y madera de tejados. En poco tiempo solo quedaban los muros de pie, que luego fue enterrado por los estériles de la mina. En el año 1997 fui yo a firmar en vídeo lo que quedaba y se veía el final de la calle Méndez Núñez, donde estaba el estanco y la tienda de Serafín, también quedaba la cúspide piramidal que formaba el tejado  de la fuente que estaba situada en la Plaza España y el huerto del Comino que aun tenia naranjos bien cargado de frutos, comí uno para recordar el sabor de nuestras naranjas autóctonas que ya no se ven. En el año 1999 se acabó de enterrar lo que quedaba del pueblo.     


      [1] Pueblo desaparecido del que se ha construido esta maqueta.
[2] Yo he conocido una beta de esta tierra en el cerro Colorado que le llamábamos tierra de tiza.   

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